Almas amorosas y divinas,

Que las más selectas bendiciones de Dios y de los maestros sean con todos vosotros. Aprovecho para rezar por vosotros y enviaros mis mejores deseos con motivo del 8º Día Internacional del Yoga, que se celebra el 21 de junio.

El yoga es el arte de vivir una vida sana, feliz y armoniosa, libre del estilo de vida agitado y arrogante, que está lleno de peligros. Yoga es equilibrio, disciplina, dedicación y responsabilidad. El yoga es el arte práctico para una vida exitosa.

Para cultivar la disciplina, debemos conocer el valor del tiempo y administrarlo de manera significativa. Un yogui es muy puntual y disfruta cada momento. Los yoguis dicen que el tiempo es vida, y perder el tiempo es perder la vida. El momento que ha pasado nunca volverá. El tiempo debe ser usado productivamente. Tenemos veinticuatro horas al día, nada más y nada menos. Pero, ¿cómo usamos ese tiempo?

La vida yóguica es una vida consciente, donde cada momento, respiración y pensamiento se utiliza con plena atención y sin agitación.

La práctica diaria de yoga y pranayama desarrolla simultáneamente el cuerpo, la mente, el intelecto y el alma, además de promover la buena salud, la agudeza intelectual y conducir a los tesoros espirituales del amor, la devoción, la paz y la armonía. También promueve un cuerpo hermoso, brillante, delgado y flexible. Unos minutos de práctica evitarán la preocupación, la ansiedad y el miedo.

El yoga es el regalo de la India a la humanidad. Hoy en día, las personas son más conscientes de los valores yóguicos y los practican sin descuido.

El Día Internacional del Yoga se celebra el 21 de junio, coincidiendo con el solsticio de verano, el día más largo del hemisferio norte. En el cuerpo, “norte” se refiere a la cabeza y al cerebro. El sol es el símbolo de la luz, la fuerza, el poder y la sabiduría. El solsticio trae más luz a nuestras vidas.

Que este día de luz ilumine nuestros corazones y mentes y nos ayude a amar el yoga y a ser mejores seres humanos.

Envío mi amor y mis oraciones a todos ustedes.

Con amor,
Prajnanananda