Mis amadas y divinas almas,
Les deseo a cada uno de ustedes una Navidad religiosa y un Año Nuevo de progreso espiritual.
Hay un dicho: “El tiempo y la marea no esperan a nadie”. Respiración tras respiración, momento tras momento, día tras día y año tras año, el juego del tiempo continúa. Nacimos en el momento adecuado y moriremos en el momento adecuado. Dentro de los límites del marco de la existencia individual, es nuestro principal deber luchar sinceramente por el éxito, no solo el éxito material, sino también el éxito en las actividades espirituales. Si miramos hacia atrás en nuestras vidas y logros a lo largo de los años, sin duda somos conscientes de nuestros logros, pero eso no es suficiente. La belleza de la vida no es vivir para uno mismo, es donar, compartir y cuidar. Tratemos de ofrecer a los demás todo nuestro bien, no nuestra tristeza y sufrimiento. Compartamos nuestros conocimientos, habilidades y pensamientos positivos; aliviemos su sufrimiento.
Debemos cuidarnos unos a otros porque pertenecemos a una sola familia. Los yoguis proclamaron que el universo es nuestro hogar y cada ser vivo es parte de nuestra familia. Todo ser vivo debe ser amado y cuidado. Debemos cuidar el medio ambiente, las plantas, los árboles y demás seres, incluidas todas las personas. A través de esta forma de vida, nuestros corazones se abren con alegría y dicha divina. Este tipo de vida es un poco difícil de crear, pero cada esfuerzo trae más fuerza y coraje.
Que no haya temores sobre un futuro incierto, que no haya preocupaciones e inseguridades, que no perdure ningún sufrimiento pasado, porque él está muerto. Vivamos en cada respiro, respirando el soplo del amor y de la paz, moviéndonos como un ángel, como la amorosa Virgen María, Jesús y todos los seres divinos. Espero que el año pasado les haya dado la fuerza suficiente para superar todos los conflictos y desafíos y darle la bienvenida al año 2011. Sonrían y enfrenten lo que sea que el Año Nuevo les traiga en su canasta.
Feliz Año Nuevo para todos.
Con amor,